Marsillargues, Francia. Septiembre de 1975

Escrito por Ivan Lopez Muñoz (Ivanhoe).


A veces, llegan a nuestras manos cartas que no corresponden a escritos comerciales, si no a temas más personales y humanos.
Es el caso de la pieza que os muestro en esta imagen de la semana. La carta fue enviada desde el pueblo francés de Marsillargues, sito en el departamento de Herault, en Septiembre del no tan lejano año 1975.
Lo curioso, se encuentra en su escrito interior. Es una carta de una pareja de españoles, enviada a su hijo que vive en un pueblo de Valencia, contándoles como les va el mes de trabajo que están pasando tan lejos de su hogar y su familia. Cuentan que han estado cogiendo manzanas, uva, le dan recuerdos a toda su familia, a sus nietos. También hace mención a que están muy bien con la gente del pueblo, incluso asisten al baile que hay muchas noches.
No caeré en el tópico de la criticar a aquellos que están en contra de la inmigración, tan solo recordaré, y esta carta lo atestigua, que no hace mucho eran nuestros antepasados los que tenían que ganarse la vida allí donde podían. Y en este caso me pilla más de cerca que nunca, pues esta carta fue escrita por mi abuelo, y el destinatario no era otro que mi padre.
Un saludo.
Iván López Muñoz (Ivanhoe)

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3ª Más votada 09/10 - El turista filatélico.

Escrito por Julio Mínguez Martínez (Minguez).


 

 

Una de las colecciones que tengo pendientes de montar es lo que os muestro. No es nada fuera de lo común, sino más bien una especie de recuerdo filatélico de los sitios a donde viajo. Consiste básicamente en: foto de la oficina de correos, carta certificada auto enviada a mí mismo y resguardo del certificado. Pensando en ello y para La Imagen de la Semana he decidido acudir a un amigo con el que viajo a menudo y me sufre mis turisteos filatélicos. Le he pedido que cuente un poco qué es viajar con un filatélico al lado. He tenido que recortarlo un poco, pero esto es lo que me ha enviado. Seguro que más de uno se siente identificado.
  
Una de las cosas que tiene viajar con Julio es que ya sabes que durante un rato, en el momento más inesperado, él se despegará del grupo para dedicarse por unos minutos a una especie de práctica ritual, ya sea esta la de entrar en una oficina de correos y volver con un sobrecito con sellos del país, la de buscar un buzón y, agachado, ponerse a escribir postales ¡¡¡que encima se envía a sí mismo!!!, o la de trastear con una bolsa de papeles que esperan al camión del reciclaje para venir triunfalmente con un sobre rescatado y con una sonrisa de oreja a oreja. Incluso si en un momento desaparece, lo más adecuado es estarse quieto y buscar con la mirada un buzón: el 80% de las veces no anda lejos de él.
Las primeras veces te sorprendes que, mientras el resto del grupo fotografía el Coliseo, por ejemplo, él está dado la vuelta fotografiando otra cosa. Y cuando le preguntas qué narices hace, te señala un edificio y te explica que eso es una oficina de correos.
Con el paso del tiempo (y de los viajes), ya te acostumbras. Ya sabes que cuando te dice, -oye, esperadme un momento- lo mejor es señalarle un bar y decirle que ahí le esperamos. Es como un acto esperado, que ya por repetitivo, deja de sorprenderte. Es como si tuviera que practicar su rito para después volver más tranquilo al mundo de las personas normales. Es una necesidad básica, como el comer.
Curioso es cuando, tras volver de uno de esos momentos, trata de explicarte qué, cómo y desde cuándo funciona el correo en ese país o te enseña un sello que ha comprado. En esos momentos lo mejor es asentir repetitivamente con la cabeza y poner cara de interés mientras piensas en un sitio para ir a cenar esa noche.

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Mi otra afición

Escrito por Carlos Alberto Querol Jimenez (Carlitos).

 

Llevo jugando al fútbol desde los 6 años, y mi padre me enseñó a coleccionar casi a la vez.

Lo que sí es verdad es que cada vez le hago más caso al fútbol y a las chicas que a los sellos. Pero continúo con mi colección para seguir participando en las exposiciones juveniles. Una forma de juntar sellos y fútbol, es que gracias a que mi padre habló con los directivos de la Escuela del Club de futbol en que estaba como Alevín en 2007, se hizo un sello personalizado para mi Escuela de Fútbol, que me parece que fue el primero dedicado a este tema en España. Aquí pongo la imagen del primer día en que circuló este sello, y aunque ahora estoy en otro Club de Fútbol como jugador, para jugar como Cadete el año que viene, este sello me recuerda mi otra afición.

Espero que os guste.

 

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