Imagen de la Semana

3ª Más votada 09/10 - El turista filatélico.

Escrito por Julio Mínguez Martínez (Minguez).


 

 

Una de las colecciones que tengo pendientes de montar es lo que os muestro. No es nada fuera de lo común, sino más bien una especie de recuerdo filatélico de los sitios a donde viajo. Consiste básicamente en: foto de la oficina de correos, carta certificada auto enviada a mí mismo y resguardo del certificado. Pensando en ello y para La Imagen de la Semana he decidido acudir a un amigo con el que viajo a menudo y me sufre mis turisteos filatélicos. Le he pedido que cuente un poco qué es viajar con un filatélico al lado. He tenido que recortarlo un poco, pero esto es lo que me ha enviado. Seguro que más de uno se siente identificado.
  
Una de las cosas que tiene viajar con Julio es que ya sabes que durante un rato, en el momento más inesperado, él se despegará del grupo para dedicarse por unos minutos a una especie de práctica ritual, ya sea esta la de entrar en una oficina de correos y volver con un sobrecito con sellos del país, la de buscar un buzón y, agachado, ponerse a escribir postales ¡¡¡que encima se envía a sí mismo!!!, o la de trastear con una bolsa de papeles que esperan al camión del reciclaje para venir triunfalmente con un sobre rescatado y con una sonrisa de oreja a oreja. Incluso si en un momento desaparece, lo más adecuado es estarse quieto y buscar con la mirada un buzón: el 80% de las veces no anda lejos de él.
Las primeras veces te sorprendes que, mientras el resto del grupo fotografía el Coliseo, por ejemplo, él está dado la vuelta fotografiando otra cosa. Y cuando le preguntas qué narices hace, te señala un edificio y te explica que eso es una oficina de correos.
Con el paso del tiempo (y de los viajes), ya te acostumbras. Ya sabes que cuando te dice, -oye, esperadme un momento- lo mejor es señalarle un bar y decirle que ahí le esperamos. Es como un acto esperado, que ya por repetitivo, deja de sorprenderte. Es como si tuviera que practicar su rito para después volver más tranquilo al mundo de las personas normales. Es una necesidad básica, como el comer.
Curioso es cuando, tras volver de uno de esos momentos, trata de explicarte qué, cómo y desde cuándo funciona el correo en ese país o te enseña un sello que ha comprado. En esos momentos lo mejor es asentir repetitivamente con la cabeza y poner cara de interés mientras piensas en un sitio para ir a cenar esa noche.

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