Imagen de la Semana

Las mejores piezas del curso 2005-2006

Escrito por Serafín Rios.

Las mejores piezas del curso 2005-2006Segundo Puesto: Historia de Adela.

Circula por Burriana una historia avalada por sesudos estudios, basados en testimonios de nuestros mayores sobre una bellísima mujer que, si bien era de modesta extracción social, supo ganarse con su simpatía, cultura y cautivadores ojos, el amor de todo un rey.

Como todos sabemos, Don Alfonso XII fue proclamado Rey de España en Sagunto, a la sombra de un algarrobo, por el General Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874, si bien, procedente de Marsella, arribó al puerto de Valencia en el vapor Navas de Tolosa, el siguiente día 11 de enero, de donde se dirigió a Madrid para tomar posesión del trono.

Su reinado estuvo marcado por el desarrollo del ferrocarril como principal medio de transporte terrestre, el cual fue utilizado como uno de los más importantes vehículos a través de los cuales la monarquía se relacionaba con sus súbditos, mediante unos viajes en los que el tren del soberano paraba en todas las estaciones, hallándose esperándole para recibirle la población entera, con sus fuerzas vivas a la cabeza.

En uno de aquellos viajes, precisamente cerca de Sagunto, en la estación Burriana-Alquerías del Niño Perdido, tuvo el ilustre pasajero que pernoctar, bien por lo tardío de la hora, bien por alguna avería o por cualquier otra contingencia, que en ello los tratadistas no se ponen de acuerdo.

Fue entonces cuando conoció a la bella Adela, hija del guardabarreras del paso a nivel que separaba las dos poblaciones a que hacía alusión la denominación de la estación de ferrocarril, quedando Don Alfonso prendado de la fémina por su belleza y demás cualidades.

Aquella noche la primera de una larga y apasionada relación morganática, que pasó, tanto por la ida de Adela a la corte, como por el posterior drástico alejamiento de la amante real, ante el escándalo que provocó. Para mayor escarnio, se dice que incluso fumaba puros habanos en la propia Opera Real, lo que hizo totalmente insoportable la vida en la corte.

Fue devuelta a sus orígenes, si bien, con una saneada asignación que le permitió vivir como una verdadera princesa el resto de sus días.

La historia carecería de trascendencia si no fuera porque en el momento de su expulsión de la Corte, Adelita se encontraba embarazada y el Rey murió pocos días después, el 25 de noviembre de 1885, hallándose su esposa, Dª Mª Cristina de Habsburgo-Lorena, también en cinta.

La temprana muerte del rey, a los 28 años de edad, la traumática deposición de su madre, Isabel II, todavía fresca en el recuerdo de la ciudadanía, la escasa duración de la recién inaugurada Restauración y, sobre todo, la constatación en aquel momento de que ni la Monarquía, ni los Borbones tenían recambio para España, obligó al Presidente del Gobierno, Cánovas, a asegurarse de que, no sólo la Reina diera a luz, sino que el bebé fuera varón.

¿Cuál fue la solución?..... Llamar a la corte de nuevo a Adelita, cuya preñez se desarrollaba plácidamente a la par que la de la reina viuda. La jóven volvió a Burriana con una niña que también se llamó Adela y que vivió como una gran señora, igual que su madre. La reina Regente, Maria Cristina tuvo un varón.

¿Hubo o no hubo cambiazo?.

Hay toda una larga bibliografía que buceando en la conducta posterior de los principales intervinientes de la historia, intenta justificar el cambiazo y en consecuencia, que A. XIII era en realidad un señor de Burriana, pero eso es ya otra historia.

Burriana fue declarada Ciudad por la Reina Regente en 1903 y Don Alfonso XIII, en todo su reinado nunca nos visitó ….. oficialmente.

La carta se encuentra franqueada con un sello de Alfonso XII, de 25 céntimos azul grisáceo de la emisión de 1 de mayo de 1879, cancelado con un matasello octogonal del Ferrocarril Ambulante Descendente Valencia-Barcelona en fecha 22 de junio de 1886.

Sabemos que la carta fue cursada en Burriana, porque lleva impreso el sello comercial ALMELA Y MARÍN BURRIANA, con fecha 21 de junio.

La pieza resume muy brevemente, o es símbolo de aquel idilio real adúltero, pues aparece la efligie del monarca cancelada con la marca ferroviaria que muestra el origen de su amada por vía paterna, y el lugar en donde se produjo el encuentro, la estación de ferrocarril de Burriana, viene constatado por dicha marca comercial.

Tiene además una curiosidad totalmente ajena a la historia pasional relatada, que es que sigue la conocidísima ruta Burriana-París-Londres, a donde llegó el 25 de junio de 1886, según consta en el reverso.

¿A caso no es la Filatelia una fuerza evocadora de un pasado que sólo permanece dentro de nosotros mismos?

De la colección de Serafín Ríos