Temática

Las catacumbas de San Dámaso



INTRODUCCION

Sello que reproduce la efigie de Pío IX, perteneciente a la serie dedicada al centenario de la muerte del Papa Pío IX, emitida el 9 de mayo de 1978, por el Vaticano.
Para la custodia, conservación y estudio de las catacumbas italianas, se creo la Comisión Pontificia de Arqueología Sagrada. En el estudio y descubrimiento de las catacumbas italianas destacan Antonio Bosio (1575-1629) conocido como el Colon de la Roma Subterránea, por el gran número de catacumbas que descubrió, y sobre todo Juan Bautista de Rossi (1822-1894) uno de los pioneros de la arqueología cristiana. Aunque de Rossi se graduó en jurisprudencia gran parte de su vida, la dedico al estudio científico de la las catacumbas, destacando por el hallazgo de las Catacumbas de San Calixto, una de las más importantes de Roma.

El 6 de enero de 1852 el Papa Pío IX instituyo la “Comisión de Arqueología Sagrada”. Los trabajos eran supervisados por Marchi y de Rossi era el director de las excavaciones. En el año 1854 descubrieron la Cripta de los Papas y el sepulcro de Santa Cecilia, en 1864 el Hipogeo de los Flavios en Domitila, en 1890 la Basílica de San Silvestre en Priscila. De Rossi con el apoyo de Pío IX publico los resultados de sus investigaciones en “Roma Sotterranea” obra formada por tres volúmenes (1864, 1867,1877).

Rossi preocupado por la supervisión y control de las excavaciones de San Calixto, decidió hablar con León XIII, Secretario de Estado, y establecieron que una Orden Religiosa supervisaría los trabajos.

El Papa Pío XI en el año 1925 definió las competencias de la Comisión Pontificia de Arqueología Sacra, cuyas funciones referentes al estudio de las catacumbas fueron posteriormente precisadas con una serie de normas pactadas con las autoridades italianas.

Sello perteneciente a la serie que emitió el Vaticano el 27 de noviembre de 1984, dedicado al XVI Centenario de la muerte del Papa de San Dámaso
Oswald Schier en el libro “Manual de la Filatelia Española”, uno de los libros referentes en la Filatelia, refiere que Pío XI, para ayudar a sufragar los elevados gastos que suponían el estudio y la conservación de las Catacumbas, confió el cuidado de las diferentes catacumbas a una serie de asociaciones. A las “Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús” orden religiosa española con sede en Roma, se le confió la custodia de las Catacumbas de Pretextato o de San Dámaso en la Vía Appia, ya que San Dámaso era de origen hispano aunque tal vez el naciera en Roma, en el año 305. En el año 366 falleció el Papa Liberio y fue elegido sucesor de San Pedro, aunque su elección no contó con el beneplácito de algunos sectores que proclamaron a Ursino como Antipapa. Además de las luchas que se originaron durante su pontificado, Dámaso fue el Papa de las Catacumbas y el culto a los mártires. Animo a San Jerónimo, que fue su secretario, para que tradujera del hebreo y del griego al latín, las Sagradas Escrituras (Vulgata).

EMISIÓN PRO CATACUMBAS SAN DÁMASO

En Madrid, la asociación “Pro Catacumbas de Pretextato o San Dámaso” se encargaba de lograr los fondos económicos necesarios para sufragar los gastos derivados del estudio y conservación de las Catacumbas. Oswald Schier, en el Manual de Filatelia Española, describe que tal vez algún miembro de la asociación, que colaboró en las emisiones de las series de Pro Cruz Roja Española, o tal vez por iniciativa, del comerciante Manuel Gálvez, se acordó solicitar al estado español el permiso para emitir sellos conmemorativos para recaudar fondos.

La orden de 13/07/1928 concedía dicha autorización, estableciendo que los sellos debían venderse exclusivamente en Santiago de Compostela (donde según la tradición se encuentra la Tumba del Apóstol) y en Toledo donde se encontraba la sede del Arzobispado. Por esta razón se imprimieron dos series de 16 valores cada uno.

Al igual que en las series de Pro Cruz Roja Española, que se emitieron en 1926, para ayudar a sufragar los gastos económicos que dicha asociación tuvo que hacer frente tras los combates en Marruecos; la impresión se encargo a la imprenta londinense Waterlow & Sons. El método empleado fue la Calcografía. Dentado 12 ½ de línea. Se emitieron 67.000 ejemplares.

El Pontífice Pío XI permitió que su efigie apareciera en los sellos junto a Alfonso XIII, de esta manera se convirtió en el primer pontífice en aparecer en un sello de correos.En el año 1928 el Vaticano no se había formado como un estado hasta que en el año 1929, firmo con Mussolini el Tratado de Letrán, por el que se creaba en Roma el Estado de la Ciudad del Vaticano, estado independiente y neutral. El 1 de enero de 1852, siendo Papa Pió IX, y desde el Congreso de Viena (1814-1815) que trajo el restablecimiento del Estado Pontificio, este abarcaba un territorio de más de 25.000 kilómetros cuadrados, dividido en provincias, con una población de tres millones de habitantes. El 20 de septiembre de 1870, las tropas de Víctor Manuel II ocuparon Roma y el Estado Pontificio quedo agregado al Reino de Italia, aunque por ley del 13 de mayo de 1871 se garantizo a los Papas la posesión de los palacios vaticanos, luterano y la villa de Castelgandolfo. Al perder el poder temporal los sellos pontificios fueron sustituidos, según provincias por los de la Romaña, Cerdeña y el Reino de Italia. En 1929, por los Pactos de Letran, se constituyo el Estado de la Ciudad del Vaticano, que volvió a emitir sus propios sellos de correos.

Los sellos de Pro Catacumbas estuvieron vigentes desde el 23 de diciembre de 1928 hasta el 6 de enero de 1929.

Carta de Toledo a Elche franqueada con los valores de la serie para Toledo de 2, 3,5, 10 y 15 céntimos, con fechadores de doble circulo con puente y con fecha de 3 de enero de 1929 y con demarcación postal 44, correspondiente a Toledo.


Aunque las catacumbas más famosas están localizadas en Roma, donde se han encontrado más de 60, y cientos de kilómetros de galerías subterráneas, también se encuentran en otros lugares, como en el Norte de África.

Las catacumbas eran cementerios colectivos cristianos, integrados por un laberinto de galerías subterráneas; empleando para la excavación de estas galerías métodos ya conocidos desde la antigüedad, pero lo usaron a gran escala, excavando una amplísima red de galerías de varios kilómetros de longitud en niveles superpuestos.

Tradicionalmente se ha considerado que las catacumbas servían de refugio a los cristianos y donde se realizaban reuniones clandestinas, sin embargo estas no fueron creadas a consecuencia de las persecuciones, sino para solucionar los problemas de enterramiento a las que se enfrentaban las comunidades paleocristianas.

Se conoce con la denominación de paleocristiano a las primeras comunidades cristianas hasta el final del Imperio Romano de Occidente. Aunque es una etapa compleja para desarrollar en unas pocas líneas, conviene señalar que básicamente se puede establecer dos periodos:

El Primer periodo comprendería desde el siglo I hasta el Edicto de Milán (313). Seria la etapa de las persecuciones. Aunque es un fenómeno bastante complejo, para sintetizar, se puede señalar que los primeros cristianos se reunían para celebrar sus obligaciones litúrgicas en las Domus Ecclesiae, que eran viviendas romanas adaptadas para la celebración litúrgica.

El segundo periodo comenzaría con el Edicto de Milán (313), en el que Constantino otorgaba a los cristianos el pleno derecho de manifestar públicamente sus creencias. Lo que conlleva la modificación de ciertas prácticas litúrgicas y la aparición de nuevos edificios religiosos.

Para los cristianos la muerte no significaba el fin, sino el transito a la nueva vida, que incluya el cuerpo del difunto, por eso los primeros cristianos eran reacios a practicar la costumbre de la incineración. De esta manera, mientras los pertenecientes a religiones no cristianas denominaban a sus lugares de enterramientos como “Necrópolis” (Ciudad de los Muertos), los cristianos nominaban a los cementerios como “Coemeterium” (dormitorios) al considerar que el difunto descansaba esperando el momento de la resurrección.

La responsabilidad de la caridad cristiana, también se extendía hacia los difuntos, por lo que la comunidad cristiana, tenia que garantizar a todos sus miembros un enterramiento y una tumba digna, y los parientes solían visitar con frecuencia las tumbas de sus seres queridos.

En los primeros tiempos las Comunidades Cristianas no tenían medios económicos suficientes para disponer de sus propios cementerios colectivos, por lo que a los difuntos se les enterraban en necrópolis, y los que pertenecían a familias nobles en cementerios familiares. En el siglo II las familias nobles cristianas decidieron donar sus cementerios privados, por eso en las catacumbas es frecuente la existencia de los denominados “núcleos paganos”. Por cuestiones de espacio fueron excavando galerías subterráneas. Los primeros cristianos no empleaban el término de catacumba, palabra de origen griego que significa cavidad, para referirse a estos cementerios. Los romanos denominaban de esta manera a una localidad de la Vía Appia, en las que se localizaban canteras de toba, en cuyas cercanías se excavaron las tumbas de San Sebastián. En el siglo IX se difundió el significado actual.

En las paredes de las galerías se realizaron hileras de nichos rectangulares, denominados lóculos, para albergar los cadáveres. Las sepulturas de los primeros cristianos eran muy sobrias, continuando el modelo de la de Cristo, los cadáveres eran cubiertos con una sabana o lienzo, y se depositaban en los lóbulos sin ataúd. Para sellar los lóculos se enmelaban lápidas de mármol, o con mayor frecuencia barro cocido, fijado con argamasa, donde se grababa el nombre del difunto o algún símbolo cristiano.

Sello perteneciente a la serie emitida por el Vaticano el 9 de diciembre de 1977, dedicada a los Museos Pontificios, que reproduce distintos relieves de sarcófagos del siglo I. El relieve del sello de la imagen representa el martirio de las Tres Jóvenes en el Horno.
A parte de los lóculos existían otras clases de tumbas:

El Arcosolio: era un nicho con un arco en la parte superior. La lapida se disponía de forma horizontal. Normalmente servía de sepultura para una familia.

El Sarcófago: era un sepulcro de piedra o mármol, generalmente decorado con relieves o inscripciones.

La Forma: era una sepultura excavada en el suelo de las galerías, cubículos o criptas. Generalmente se disponían cerca de las tumbas de los mártires.

Cubículos, palabra que significa cuarto de dormir. Eran tumbas de familias y albergaban varios lóbulos.

La Cripta: es una pequeña iglesia subterránea. Durante el pontificado de San Dámaso muchas tumbas de mártires se convirtieron en criptas.
Sello perteneciente a la serie emitida por el Vaticano el 12 de octubre de 1938, dedicada al IV Congreso de Arqueología Cristiana. El sello de 5 céntimos reproduce la Cripta de Santa Cecilia, perteneciente a las Catacumbas de San Calixto. En las Catacumbas al estar enterrados varios mártires se convirtieron en centros de peregrinación.


A consecuencia de las persecuciones, las primeras comunidades cristianas idearon una serie de símbolos, como forma de identificación. Estos símbolos se encuentran repartidos en las catacumbas y escondidos en las casas. Para no llamar la atención emplearon elementos decorativos inspirados en la antigüedad grecorromana, aunque dotándoles de un significado plenamente cristiano, así por ejemplo la representación de un cesto de panes, o de un racimo de uvas representaba la eucaristía o escenas de banquetes la Ultima Cena. En estas líneas no pretendo desarrollar extensamente el significado de todos estos símbolos, ni las modificaciones posteriores, ni los elementos litúrgicos o espirituales, que se conocen gracias al estudio de la iconografía paleocristiana, pero si destacar los símbolos más emblemáticos, porque en estos se encuentra las raíces cristianas.

El Buen Pastor: representado con la oveja o el cordero sobre los hombros, es la alegoría de Cristo Salvador y la oveja simboliza el alma salvada. Es una de las representaciones que aparece con más frecuencia. Narra la parábola que Jesús contó a sus discípulos y que se encuentra recogida en el Evangelio de San Lucas:

“Entonces Jesús les dijo en ésta parábola: Si uno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no dejara las otras noventa y nueve en el campo para ir en busca de la que se perdió hasta encontrarla? Y cuando la encuentra muy feliz, la pone sobre sus hombros y al llegar a su casa, reúne amigos y vecinos y les dice. Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido.

Yo les declaro que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelva a Dios que por noventa y nueve justos que no tiene necesidad de convertirse”.
Sello perteneciente a la serie emitida por el Vaticano, el 9 de diciembre de 1977, dedicada a los Museos Pontificios, que reproducen relieves de sarcófagos del siglo I. En el sello de 200 liras se encuentra el motivo del Buen Pastor.


El Pez: es otro de los símbolos más emblemáticos. En griego pez se escribe “IXTHS” (Ijzys). Si se ordenan estas letras verticalmente se forma el acróstico, es decir la primera letra de cada párrafo, “Iesus Jristos Zeu Yios Soler” (Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador).

Otra representación simbólica de Cristo es el Crismón o el Monograma de Cristo, integrado por las letras del alfabeto griego: la X (ji) y la P (ro), que corresponden a las primeras letras de “Christos” (Jristos).

La gran difusión de este símbolo se produce en epoca de Constantino. Existe una leyenda que narra que Constantino la noche anterior a la Batalla del Puente Silvio, tuvo un sueño donde se le apareció una cruz en el cielo (crismon) y una voz le anuncio: “Con este signo venceras” (In Hoc Signo Vinces, que abreviado se escribe IHS). Constantino antes de la batalla decidió modificar los estandartes del ejército romano y gano la batalla.

Los Crismones que representaban las primeras comunidades cristianas, estaban formados por una “X” atravesada por el medio por la “I”, creando un anagrama que correspondía a las iniciales Iesus Xristos . Sin embargo tras la visión de Constantino la “I” es reemplazada por la P.

Sobre de primer día de circulación de la serie conmemorativa del III Congreso Mundial del Apostolado de los Laicos. En la ilustración del sobre puede apreciarse un crismón.


En ocasiones puede ir acompañado de otros símbolos como el Alfa y el Omega, que corresponde a la primera y última letra del alfabeto griego y que es la alegoría de que Cristo es el Principio y el Fin de todas las cosas.

Otro de los símbolos cristianos más emblemáticos y conocidos es la Paloma con el ramo de olivo en el Pico que representa el alma en la paz divina.

El ancla es la alegoría de la salvación , al significar que el alma ha arribado al puerto de la eternidad.

El Ave Fénix: era un ave mítica que vivía en Arabia. Este pájaro estaba envuelto en llamas y sus alas son rojas de ahí proviene su nombre. Es un ave mitológica cuyas leyendas corresponden a diversas culturas como la egipcia o la griega, pero en líneas generales simbolizaba la resurrección y la inmortalidad. Según la leyenda el Ave Fénix cada 500 años se consumía en sus propias llamas para renacer como otro Ave Fénix más joven y nuevo. Para las primeras comunidades cristianas simbolizaba la resurrección.

Otro símbolo de resurrección lo encontramos en el Pavo que simboliza la Resurrección de Cristo, ya que el Pavo cambia el plumaje en primavera, coincidiendo con la Pascua. Suele representarse sin mostrar las alas, ya que las alas del Pavo Real se asocian con la Vanidad.

El Papa Juan Pablo II en los años previos al Jubileo del 2000, pronuncio varios discursos a la Comisión Pontificia de Arqueología Sagrada, donde resaltaba el alto valor histórico, espiritual de las catacumbas.

Cristina Martín
Marzo de 2007